Los signos paralingüísticos son plurifuncionales, esto es, pueden realizar en un momento cualquiera de la interacción una o más de las siguientes funciones fundamentales:
1. Añadir información al contenido o sentido de un enunciado verbal o matizarlo.
a) Especificar el contenido o sentido de un enunciado verbal. Por ejemplo, si la palabra “sí” se emite con alargamiento de sonidos y entonación ascendente deja de afirmar, para mostrar incredulidad.
b) Confirmar el contenido o sentido de un enunciado verbal. Por ejemplo, subir la voz mientras se dice “te odio” o pronunciarlo despacio y en un tono bajo.
c) Camuflar el verdadero sentido de un enunciado verbal. Por ejemplo, al decir en tono bajo y en velocidad lenta “no me ha molestado que no me hayas llamado”.
2. Comunicar sustituyendo al lenguaje verbal.
Está establecido que, cada vez que se emite un enunciado verbal, los sistemas paralingüístico y kinésico se ponen automáticamente en funcionamiento. Sin embargo, algunos de los signos de los sistemas mencionados pueden producirse en solitario y comunicar por sí mismos. Así, por ejemplo, el signo paralingüístico ¡PuaJ! expresa que algo nos desagrada.
3. Regular la interacción.
Muchos elementos comunicativos sirven para regular la conversación, incluso se puede decir que la mayoría de las veces se regula y se estructura a través de ellos. Por ejemplo, el descenso tonal o la pausa para distribuir el turno de palabra; la sonrisa y elementos cuasi-léxicos (hm, aha, ah) para apoyar, etc.
4. Subsanar las deficiencias verbales.
Se utilizan para evitar los vacíos conversacionales o discursivos producidos por deficiencias verbales momentáneas o por desconocimiento de los elementos correspondientes del sistema lingüístico. Por ejemplo, signos paralingüísticos como Ee, Mmm o Hm llenan los vacíos provocados por la duda.
5. Favorecer las conversaciones simultáneas.
Mediante la comunicación verbal, la no verbal y la paralingüística podemos mantener más de una conversación a la vez y expresar más de un enunciado de forma simultánea. Por ejemplo, las conversaciones telefónicas en las que se habla con la persona que está al teléfono y con otra que está presente.