Los sonidos fisiológicos o emocionales (o diferenciadores) son reacciones fisiológicas y emocionales, incontrolables o voluntarias, que pueden comunicar.
Sonidos fisiológicos o emocionales son por ejemplo la risa, el llanto, el grito, el suspiro, el jadeo, el bostezo, la tos, el carraspeo el eructo, el hipo y el estornudo, así como las flatulencias y el castañeo de dientes. Hay que destacar el gran rendimiento funcional de estos sonidos, así, el llanto puede significar condolencia, asociación, gozo, ansiedad social, dolor psicológico, llanto por sí mismo o culpabilidad y engaño.
Esta categoría paralingüística puede ser modificada por algunas cualidades primarias (por ejemplo, un bostezo en un tono alto) y por calificadores (por ejemplo, una risa dura). Los diferenciadores tienen además la capacidad de alterar la respiración normal y las características audiovisuales al hablar, afectando a la estructura triple básica (lenguaje-paralingüïstica-kinesia).
Existen una serie de normas de buena conducta culturales respecto a los diferenciadores. El llanto de duelo, por ejemplo, tiene diferentes normas según las culturas; en Estados Unidos el llanto suele estar bastante restringido, en España y en las culturas mediterráneas lloran los hombres y las mujeres de la primera e incluso segunda generación simbolizando cariño mediante la duración de su llanto. En la India, por su parte, el llanto intenso de las mujeres en el lugar de la cremación indica parentesco cercano; en este caso, lloran también los parientes varones, pero no los amigos; en otros países como el Líbano o Ghana se siguen contratando plañideras en los entierros.